El naranjo es uno de los árboles más populares por su tan fabuloso fruto dulce.
Ambiente
El naranjo es un árbol que debe ser situado bajo sol directo, pues gracias a los rayos, permite aglutinar mejores frutos.
Riego
Si nuestro naranjo lo cultivamos en una tierra que recibe muchas lluvias, cuando es pequeño bastará con regarlo en las estaciones secas, como el verano. Después solo tendremos que hacerlo en épocas de sequía, ya que la tierra tiene humedad suficiente para que las raíces absorban los nutrientes necesarios para su crecimiento.
En cambio, si lo hemos plantado en una tierra seca, donde no hay muchas precipitaciones, es aconsejable hacerlo abundantemente cada dos o tres semanas.
Fertilización
El naranjo debe abonarse anualmente con elementos orgánicos. Deben ser ricos en nitrógeno pero también deberá contener fósforo y potasio. Tendremos que prestar mucha atención a la forma de las hojas, pero sobre todo a su color. Si las hojas se tornan de color amarillo con los nervios de color verde, puede ser que necesite una aportación de sulfato de hierro. Por el contrario, si se vuelven completamente amarillas es posible que necesite sulfato de cinc.
Si queda una V de color verde en la hoja amarillenta, lo más seguro es que nuestro naranjo tenga una deficiencia de magnesio, por lo que tendremos que incluir esta sustancia en nuestro abono. Puede darse el caso de que las hojas adquieran un tono verde pálido, lo que denotará que el árbol necesita azufre. Por último, si las puntas de las ramas se desecan, es más que probable que necesite calcio.
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